¡Tu navegador no tiene JavaScript! habilitado. or favor habilítalo para tener una mejor experiencia con PipolNews

Mecanismo Anticitera: el objeto futurista más enigmático de la historia.

Este mecanismo representa aún en la actualidad un desafío para el mundo tecnológico por su anacronismo.

Mecanismo Anticitera: el objeto futurista más enigmático de la historia.
Imagen ilustrativas.

Si no fuera por una tormenta que ocurrió hace poco más de un siglo en la rocosa isla griega de Anticitera, uno de los objetos más desconcertantes y complejos del mundo antiguo tal vez no habría sido descubierto jamás.

Un equipo de buscadores de esponjas marinas decidió refugiarse en la isla para ver si tenían suerte bajo esas aguas.

Por otro lado, se encontraron con los restos de una nave romana que había colapsado en medio de una tormenta hace dos mil años, durante el proceso de conquista de las colonias griegas en el Mediterráneo por parte del Imperio romano.

El mayor conjunto de tesoros griegos jamás descubierto se encontró en la arena del fondo del mar.

El objeto más fascinante de la historia de la tecnología estaba entre las hermosas estatuas de cobre y mármol.

Es de bronce corroído, hecho hace 2.000 años en la antigua Grecia y no es más grande que una computadora portátil moderna.

Se llama el mecanismo de anticipación y resultó ser una máquina que representaba el futuro.

El matemático Tony Freeth comenta: "Si no lo hubieran descubierto en 1900, nadie se habría imaginado, ni siquiera creído, que algo así existía... ¡es tan sofisticado!

El físico griego Yanis Bitzakis, quien, al igual que Freeth, forma parte del equipo internacional de investigación del sorprendente artefacto, exclama: "¡Imagínate: ¡alguien, en algún lugar de la antigua Grecia, hizo una computadora mecánica!".

"Es un mecanismo realmente sorprendente de genialidad", afirma Freeth y no exagera.

Durante aproximadamente 1.500 años, Europa vio la aparición de algo similar al mecanismo de Anticitera en forma de los primeros relojes mecánicos astronómicos.

No obstante, estas son las conclusiones; descubrir la identidad del objeto misterioso demandó tiempo, conocimientos y perseverancia.

Más de 100 dientes.

Price sugiere que la cantidad de dientes en cada rueda podría revelar qué hace la máquina.

Las ruedas se superponían en las imágenes bidimensionales, lo que dificultaba la tarea, pero logró identificar dos números: 127 y 235.

Según el astrónomo Mike Edmunds, dos esos números eran muy significativos en la Grecia antigua.

¿Podrían haberlos utilizado para monitorear el movimiento de la Luna?

Price dudó de la autenticidad del objeto porque la idea era tan innovadora y avanzada.

Freeth destaca que: "si los científicos griegos antiguos lograran fabricar estos sistemas de engranajes hace dos milenios, sería necesario reescribir toda la historia de la tecnología occidental".

Conocimientos mecanizados.

Hace dos milenios, Grecia era una de las culturas más creativas que hayan existido, así que no estaba en tela de juicio cuán magnífico fue su desarrollo en todos los campos, incluso en la astronomía, que entonces se consideró una rama de las matemáticas.

Podían calcular la distancia entre los cuerpos celestiales, conocer la geometría de sus órbitas y comprender cómo se movían en el espacio.

¿Podrían haber integrado la astronomía y las matemáticas complejas en un dispositivo y programarlo para que rastree el movimiento de la Luna?

Price había descubierto que el número 235 era la clave del mecanismo para calcular los ciclos de la luna.

Los griegos tenían conocimiento de que la duración media de una luna nueva era de 29,5 días. Alexander Jones, historiador de astronomía antigua, explica que esto presentó un problema para su calendario de 12 meses en el año, ya que 12 x 29,5 = 354 días, 11 días menos de lo necesario.

“La sincronía entre el año natural y las estaciones se perdería”, agrega.

Sin embargo, también conoció que 19 años solares equivalen a casi 235 meses lunares, un ciclo denominado metónico.

Si tiene un ciclo de 19 años, su calendario estará perfectamente sintonizado con las estaciones a largo plazo.

El ciclo metónico fue encontrado en uno de los fragmentos del mecanismo de Anticitera, confirmándolo.

Secretos.

Los dientes de las ruedas de engranaje permitieron que el mecanismo comenzara a revelar sus secretos.

En ese momento, las fases de la luna eran muy beneficiosas.

Según ellas, se establecía la hora de la siembra, la táctica de combate, las festividades religiosas, el pago de deudas y la posibilidad de realizar viajes de noche.

Price obtuvo una comprensión adicional sobre nuestro satélite natural a través del número 127, que representaba las rotaciones de la luna alrededor de la Tierra y llegó a la conclusión de que había solucionado el problema después de dos décadas de investigación exhaustiva.

No obstante, todavía había piezas del rompecabezas que necesitaban ser ajustadas.

Futuro 223.

El siguiente paso requerirá tecnología personalizada, y un grupo de especialistas de todo el mundo que se dedican a estudiar el mecanismo de Anticitera.

El equipo logró persuadir a Roger Hadland, un ingeniero de rayos X, de crear y llevar una máquina especial al Museo Arqueológico Nacional de Atenas para tomar imágenes del mecanismo en tres dimensiones.

Los investigadores encontraron una referencia a los engranajes y a otro número clave: 223, utilizando un aparato diferente que realzó los escritos que cubren gran parte de los fragmentos.

Los antiguos astrónomos babilonios descubrieron tres siglos antes de la edad de oro de Atenas que, después de un eclipse de 18 años y 11 días, conocido como un ciclo de saros, la Luna y la Tierra compartían el mismo planeta.

Cada vez que había un eclipse lunar, el rey babilonio dimitía y un sucesor asumía el cargo, de manera que los malos augurios fueran para él. Según John Steele, un experto en Babilonia del Museo Británico, "luego lo mataban y el rey volvía a asumir su posición".

Resulta que el número de una de las ruedas del dispositivo era 223; Anticitera tenía la capacidad de ver el futuro y predecir eclipses.

No solo el día, sino también la hora, la dirección en la que la sombra cruzaría y el color en el que se podría ver la Luna.

La Luna era el centro de todo.

Como si eso no fuera suficientemente asombroso, descubrió algo aún más impresionante.

"Nada sobre la Luna es sencillo", afirma Freeth, “ya que el ciclo de Saros dependía del patrón de movimiento de la luna”.

"No solo su trayectoria es elíptica, lo que le permite viajar más rápido a medida que se acerca a la Tierra, sino que también experimenta una rotación gradual en un lapso de 9 años".

¿Era posible que el mecanismo de Anticitera siguiera el camino cambiante de la Luna?

En realidad, era capaz de hacerlo: dos ruedas de engranajes más pequeñas, una de las cuales tenía una pinza para controlar la velocidad de rotación, reproducían exactamente el tiempo que llevaba la Luna a orbitar, mientras que otra, con 26 dientes y medio, compensaba el desplazamiento de la órbita.

Por si fuera poco, el equipo de expertos descubrió que la parte frontal del aparato solía ser un planetario, como lo entendían en ese momento: con la Tierra en el centro y cinco planetas orbitando alrededor.

El matemático destaca que fue una idea sorprendente tomar teorías científicas de la época y transformarlas en mecanismos para determinar lo que sucedería días, meses y décadas más tarde.

Acertijo, misterio y enigma.

Freeth agrega: "esencialmente fue la primera vez que la raza humana creó una computadora".

"Es realmente asombroso que un científico en aquel tiempo descubriera la forma de rastrear los complejos movimientos de la Luna y los planetas mediante el uso de ruedas de engranajes de bronce".
Sin embargo, ¿quién lo hizo?

“Otra vez, examinamos lo que nos quedó del maravilloso artefacto para encontrar la respuesta, una de sus funciones contiene una pista”.

Además, el mecanismo de Anticitera calculaba con precisión la fecha de los Juegos Panhelénicos, que incluían los Juegos de Olimpia, los Juegos Píticos, los Juegos Ístmicos y los Juegos Nemeos.

“Es curioso que, a pesar de que los Juegos de Olimpia eran considerados los más prestigiosos, en Corinto, los Ístmicos aparecen en letras mucho más grandes”.

Además, los expertos ya habían observado que los nombres de los meses en otra rueda eran corintios.

La prueba indicaba que el creador era un jugador del Corinthians y residía en la colonia más próspera de la ciudad, Siracusa.

Arquímedes, uno de los matemáticos e ingenieros más destacados de Grecia, residía en Siracusa.

"Quizás fue el científico más destacado de la Antigüedad clásica, el hombre que descubrió la distancia a la Luna, descubrió cómo calcular el volumen de una esfera y el número fundamental π, quien afirmó que podría moverse el mundo con una palanca y otros muchos descubrimientos".

Freeth sostiene que: "solo un matemático tan talentoso como Arquímedes pudo haber creado el mecanismo de Anticitera".

En realidad, cuando los romanos conquistaron Siracusa, Arquímedes se encontró allí y el general Marco Claudio Marcelo ordenó que no lo mataran, pero un soldado lo hizo.

La ciudad de Siracusa fue saqueada y sus tesoros fueron enviados a Roma. El general Marcelo solo llevó consigo dos objetos, que afirmó que eran de Arquímedes, según el equipo de investigación, eran versiones antiguas del mecanismo.

El formidable orador Cicerón escribió una descripción de una de las máquinas de Arquímedes que vio en la casa del nieto del general Marcelo.

Arquímedes logró crear un instrumento que pudiera representar con precisión los diversos y divergentes movimientos de los cinco planetas con sus diferentes velocidades, lo que permitió que el eclipse ocurriera en el globo en lugar de en la realidad.

Tecnología griega.

Con la caída de los griegos y luego los romanos, los conocimientos "emigraron" hacia el oriente, donde fueron guardados por los bizantinos por un tiempo y luego transmitidos a los eruditos árabes.

El segundo artefacto con engranajes de bronce que se ha descubierto es del siglo V y tiene inscripciones en árabe.

En el siglo XIII, los moros trajeron esas habilidades a Europa.

Según investigaciones anteriores, el mecanismo estaba en una caja de madera que no ha sobrevivido al paso del tiempo.

Una caja con todo lo que se sabe sobre el mundo, el tiempo, el espacio y el Universo.

Derek J. de Solla Price dijo: "Es un poco intimidante darse cuenta de que los antiguos griegos habían llegado tan cerca a nuestra era, no solo en su pensamiento sino también en su tecnología científica, justo antes de la caída de su gran civilización".

Fuentes:

History, BBC NEWS Mundo, Universe Inside You Español.